El Eco, notas de cine

domingo, 30 de diciembre de 2018

Aquaman (James Wan, 2018)

Aquaman (James Wan, 2018)


Por Adelaida Valcarce 



Aquaman es la sexta película del universo DC y la primera individual sobre el Señor de los Mares encarnado por Jason Momoa, cuyo personaje conocimos brevemente en Batman vs Superman (2016) y en La Liga de la Justicia (2017). En ésta última también aparecía por primera vez la princesa Mera aquí encarnada por Amber Heard.

El film de James Wan es un relato de origen, no hay problemas si se conoce poco o nada de superhéroes y esa independencia es un acicate más para ver la película porque no exige esfuerzo alguno en  sabiduría de cómics.

La cinta es una mezcla kitsh entre la leyenda del Rey Arturo, la aventura y jocosidad  del  vídeojuego Indiana Jones and the fate of Atlantis (1992) y los colores exaltados de Flash Gordon (1980) o Tron Legacy ( 2010). Dicho ésto, es posible que algún espectador sienta a priori la tentación de salir corriendo ante el pastiche, pero sería una reacción errónea ya que el resultado es un muy disfrutable film por la capacidad de Wan para reírse de lo que cuenta. Si en un principio se podría pensar en un resultado desastroso, el visionado es un verdadero goce que se ve con mucho agrado a pesar del largo metraje. El placer visual que supone termina convenciendo al espectador más escéptico que  queda ganado para la causa.

Sí es cierto que el villano secundario, Black Manta está un poco desaprovechado pero el resto del guión es perfecto y tanto William Dafoe y Nicole Kidman están correctos en sus roles. Muy destacable es la  química innegable entre Momoa y Heard que dará mucho juego en las previsibles secuelas. 

James Wan consigue, tal y como hizo en la séptima entrega de Fast and Furious tras la muerte de Christopher Walken,  secuencias de acción bien filmadas, atractivo visual y un ritmo trepidante sin olvidar escenas conmovedoras que son algo muy positivo para DC y creo que éste es el camino que la factoría debe seguir en el futuro. Es muy sano dejar las sesudas reflexiones y reirse de su sombra, olvidarse de la solemnidad y atmosfera sombría en aras de un espectáculo atractivo y competir así definitivamente con Marvel. Veremos si en el futuro hablamos de un antes y un después para DC con esta película.

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miércoles, 12 de diciembre de 2018

Expediente 64. Los casos del Departamento Q ( Christoffer Boe, 2018)

Expediente 64. Los casos del Departamento Q ( Christoffer Boe, 2018)

Por Adelaida Valcarce 



El thriller procedente de los países nórdicos está de enhorabuena una vez más. No son pocos los títulos notables que han venido estos frios lugares en los últimos años: las trilogías literarias de Pusher o Millennium, Headhunters, Reykjavík-Rotterdam, Dinero fácil, las sagas de Varg Veum o Los crímenes de Fjällbacka... y la lista no acaba. Un hecho da la verdadera prueba de esta afirmación, y es que en Estados Unidos algunos ya han sido objeto de remakes y  algunos de sus artífices han sido fichados por Hollywood. No hay que olvidar que este boom cinematográfico surge a raíz del empuje de la novela noir nórdica, con la exitosa saga literaria de Stieg Larsson en cabeza. En esta última década se ha hecho fuerte, y uno de sus mayores alicientes reside en la manera en que viene a desmontar el mito de la idealidad social reinante en los países del norte de Europa, estando presente en ellos la corrupción y el crimen, conformando así una cara tan poco amable y desconocida como sorprendente y necesaria. Sea como fuere, aquí llega en España  otra película que sumar a dicho movimiento, y encima como obra mayor del mismo. Se trata de  la cuarta entrega de Los casos del Departamento Q, que, obviamente, es una adaptación de una serie de novelas policíacas escritas por Jussi Adler-Olsen. 


 Tras una pared falsa durante una reforma, aparecen  tres cadáveres momificados alrededor de una mesa y un asiento libre. Este es el panorama con el que se encuentra el detective Carl Mørck y su asistente Assad en el filme. Ambos deberán seguir las pistas que les llevarán hasta una institución donde tenían lugar experimentos médicos. Allí, intentarán descubrir quién son los asesinados deviniendo en una historia oscura y retorcida que gira en torno a un caso reabierto por la tozudez de dos policías en horas bajas cuyas vidas (y carreras profesionales) confluyen repentinamente en la oscuridad del Departamento Q, una suerte de confinamiento temporal en pos de la jubilación forzosa mientras clasifican casos cerrados. Más allá de su deber, y en oposición a sus jefes, indagarán sin descanso hasta verse envueltos en una trama más turbia y compleja de lo que indicaba su cerrado expediente. Estos policías, a los que conocimos en el primera entrega y a los que se toma cariño, están a punto de separarse definitivamente en una caída a los infiernos.

No conviene desvelar demasiados detalles de la trama porque, aunque en el fondo sea más bien sencilla, hay bastante espacio para la sorpresa. Así pues, el encargado de hilvanar esa historia entre diálogos, giros y descubrimientos ha sido el guionista de la mencionada Millennium, Nicolaj Arcel. Se trata de una adaptación más relajada y personal que la mencionada, aunque sería injusto no decir que, probablemente, ya la hemos visto antes porque los recursos empleados son los típicos del género. 

Desde la primera secuencia, que te impacta duramente, El expediente 64 ya nos hace pensar en Seven (David Fincher, 1995), aunque por fortuna prevalece la sensación de estar ante una película con un estilo y una personalidad propios como tienen el resto de cintas de la saga. La textura visual del film remite al cine de este realizador, lo cual también es extrapolable al tono frío y sórdido que emplea y a la innegable fuerza que se oculta detrás de las cámaras. En ese sentido no se me ocurre mejor piropo posible a la hora de analizar una obra de género como ésta. Hay ritmo, ocasionales y perturbadores acercamientos a la claustrofobia, la pareja protagonista tiene química dentro de la pantalla y la historia avanza sin desfallecer hacia un final que deja sin aliento.Quizá en definitiva no sea ni más (ni por supuesto menos) que un ejercicio brillante y muy respetable antes que un trabajo memorable, pero resultan irreprochables su contundencia y su resultado
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miércoles, 28 de noviembre de 2018

Cadáver ( Diederik Van Rooijen, 2018)

Cadáver ( Diederik Van Rooijen, 2018)

Por Adelaida Valcarce

A lo largo del tiempo la religión ha buscado dar a millones de personas el alivio espiritual que ninguna otra rama del pensamiento podría otorgar de la misma manera o por lo menos tan efectivamente. La fe viene acompañada del temor a pecar, a cometer acciones que contrarien a los dioses o, peor aún, a ser tentado por los antagonistas maleficos que existen en todas las religiones del mundo. El horror religioso es un género particularmente popular en el cine y puede tener diversas vertientes. Sin importar que se hable de catolicismo, islamismo o budismo, el temor a la furia divina o la lengua del diablo y sus trucos macabros es una constante en muchas cintas. Estamos pues ante un popular subgénero que tiene excelentes exponentes en películas como El exorcista ( William Friedkin, 1973 ) y sus muchas precuelas y secuelas o El exorcismo de Emile Rose ( Scott Derrickson, 2013) por poner sólo dos de los muchos ejemplos.

En paises donde predominan las creencias cristianas es común ver relatos sobre personajes que tienen que lidiar con las inevitables apariciones del ángel caído  en nuestro mundo. Pactos y posesiones satánicas son parte de relatos de lo más variopintos; las invasiones de seres del inframundo representan el constante conflicto entre el bien y el mal en este tipo de creencias. El diablo y los entes que le sirven son algo que mucha gente toma bastante en serio y de ahí que pueda ser terreno fértil para este tipo de historias que siempre crean un desasosiego muy acuciado, se sea o no creyente.

Varios cineastas han bebido de historias de exorcismos para contar experiencias  aterradoras. Hemos hablado de las películas baluarte del genero pero la realidad es que estos supuestos "casos reales" se refieren a personas que padecían algún tipo de esquizofrenia u otro trastorno mental. O eso nos dice la ciencia...

Y si a lo anterior unimos el horror que se genera cuando el escenario es una morgue donde va a parar el maltratado cuerpo de una joven víctima de un exorcismo, llegamos a la película Cadáver, una original vuelta de tuerca en el género: no te aterrará el hecho religioso  del exorcismo, sino sus consecuencias mal practicadas. En el cine reciente hay dos exponentes magníficos del subgénero morgue y lo que allí sucede, la española El cadáver de Anna Fritz ( Hèctor Hernández Vicens, 2015) o  La autopsia de Jane Doe ( André Øvredal, 2016).

Diederik Van Rooijen (Dayligth, 2013) dirige Cadáver en base al libreto del guionista de la serie Scream, Brian Sieve, cuya sinopsis nos habla de  un espeluznante exorcismo que no sale segun lo esperado provocando la muerte de una adolescente. Mientras, la ex policía Megan Reed (Shay Mitchell) intenta reponerse después  de que no lograra evitar la muerte de su compañero y de recurrir a las drogas y el alcohol para sobrellevar la pérdida y el peso de su conciencia. Megan, que trabaja en el turno de noche del depósito de cadáveres del hospital en el que consiguió superar su adicción, encuentra una insospechada paz en la extrema soledad del tenebroso lugar. O eso cree ella...Pero una noche, después de recibir un cuerpo horriblemente desfigurado, las cosas para Megan no van como ella esperaba. Atrapada en los pasillos del sótano del depósito con el cadáver mutilado, la joven empieza a sufrir visiones horripilantes, que la llevan a dudar de su cordura y a temer que el cadáver esté poseído por una implacable fuerza demoníaca, que pretende cobrarse una nueva víctima y poseerla a fin de volver a la vida.

Lo que resulta muy impactante es que la pelicula mantiene el ritmo de tensión y nervios casi todo el metraje, además de un efectivo juego psicológico que mantiene a la protagonista alerta  y eso es bueno en cine. No va de sustitos y sobresaltos típicos de los films de este género, sino que su línea es más el desasosiego y los nervios crispados, que el espectador comparte con la protagonista. No se trata de una inocente víctima, como en la mayoría de guiones de su clase, sino de una ex policía que sabrá defenderse a pesar de las malas jugadas de su mente.

Sólo queda que nos armemos de valor y que valientemente enfrentamos el terror más primario aderezado con algo de gore y mucho miedo psicológico. No de defraudará a ningún fan entregado al género. 

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martes, 20 de noviembre de 2018

La noche de 12 años ( Álvaro Brechner, 2018)

La noche de 12 años ( Álvaro Brechner, 2018)


Por Adelaida Valcarce


Basada en el libro Memorias del Calabozo de Mauricio Rosencof y Eleuterio González, la noche de 12 años sigue la peripecia vital de 3 de los 9 presos políticos que son tomados como rehenes por la dictadura militar en Uruguay y encerrados de manera inhumana durante 12 años sin baño, sin contacto con el exterior, aislados individualmente, a veces a oscuras sin contacto con luz solar, sin poder hablar durante 12 años. El tercer preso confinado es José Mújica que en 2010 llega a ser presidente del país.


Corre el año 1973. Uruguay está bajo el poder de la dictadura militar. Una noche de otoño, nueve presos Tupamaros son sacados de sus celdas en una operación militar secreta. La orden es muy clara: "como no pudimos matarles, vamos a volverles locos". Los tres hombres permanecerán aislados durante  más de una década, en diminutas celdas de todas las formas posibles, celdas en dónde pasarán la mayoría del tiempo sólo humanizados cuando reciben la esporádica visita de familiares o la inspección de la Cruz roja, que pone en entredicho la utilidad de estas visitas de organismos internacionales (también  la Cruz roja visitó  campos de concentración en la segunda guerra mundial, sin percatarse de lo que pasaba). Allí, estos hombres tratados peor que animales fueron brutalmente torturados en lo físico e igualmente humillados en lo psicológico, resistieron al hambre, a la degradación, a la incomunicación y a la locura para salir en libertad en 1985.

La película es rigurosa, de gran perfección narrativa, incómoda pero imprescindible, todo ello gracias al buen hacer del director y guionista  Álvaro Brechner (Mal Día para Pescar, Mr. Kaplan) que no se deja llevar por la sensibleria ni por el panfleto panegírico y político. No busca complacer y pretende que el espectador sienta algo de la tortura psicológica que sufren los protagonistas. ¡Y vaya si lo logra con creces!.

Hacia el final, Brechner cambia el tono de sonidos inconexos, gritos y golpes por las escenas de la liberación de los detenidos corriendo en busca de sus familiares, como así también una escena con la versión de Silvia Perez Cruz de Puente Sobre Aguas Turbulentas de Simon and Garfunkel alcanzando un lirismo total que evoca una historia que se vuelve un relato onirico entre la locura y la supervivencia extrema.


Capítulo aparte es el elenco: Tanto Antonio de la Torre (Caníbal, Tarde para la ira), futuro presidente de Uruguay; Alfonso Tort (Crónica de una fuga, Whisky) como Eleuterio Fernández Huidobro, que llego a ser Ministro de Defensa Nacional  y Chino Darín (La reina de España,  El ángel ) como Mauricio Rosencof (Director de Cultura de la Municipalidad de Montevideo) bordan sus papeles abordándolos de forma muy física  aportando otro aspecto de importancia a la calidad del film.

Por todo esto es un film notable, un verdadero canto a la libertad y un recordatorio de una injusticia social y política de un gobierno usurpador que dejó a un lado la ley para hacer su propia justicia , maltratando o haciendo desaparecer a quienes infringían la ley o pensaban diferente. Un verdadero recordatorio del pasado que debe servirnos para el futuro de las distintas naciones
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jueves, 15 de noviembre de 2018

Malos tiempos en el Royale ( Drew Goddard, 2018)

Malos tiempos en el Royale ( Drew Goddard, 2018)


Por Adelaida Valcarce 


La primera cinta de Drew Goddard, La cabaña en el bosque (2011), se convirtió  rapidamente en una pelicula de culto, gracias a su argumento  que daba un revolcón  a los clichés del género de terror. Tras firmar el guion de Marte, una de las producciones más exitosas del 2015, el realizador ya se ha podido permitir un largometraje con un elenco de primerísimas figuras y el respaldo de un gran estudio. 

Y así llegamos a Malos tiempos en el Royale, una pelicula de originalísimo planteamiento a pesar de que su guión nos resulta familiar: Años 60, El Hotel El Royale, ubicado a caballo entre los estados de Nevada y California, es el punto de encuentro de un grupo de desconocidos. Son a priori muy diferentes, pero todos esconden secretos y están vinculados por un mismo objetivo. Conforme avance la  noche, los acontecimientos se van precipitando llegando a una catarsis final no exenta de sorpresas. Esto lo hemos visto en Tarantino y Los odiosos ocho, o en   Ágata Christie  con 10 negritos, por citar algunos ejemplos pero la cinta se torna diferente cuando después de presentarnos a cada uno de los huéspedes con capítulos separados representados cada uno por el número de su habitacion, nos va planteando los acontecimientos desde distintos de vista, y éso nos ofrece perspectivas muy interesantes llegando a ver algunas escenas hasta cuatro veces por lo que la trama de la película se convierte en una muñeca rusa con múltiples subtramas. 

 El cineasta juega con la intriga a su antojo y todo esto introduciendo los grandes temas del cine norteamericano anterior a los 70, la guerra de Vietnam, las sectas, el FBI, el racismo, el consumo de drogas, los chantajes y la corrupción. 

Si de algo peca el film de un excesivo metraje lo cual hace que en ocasiones se pierda un poco el ritmo de lo narrado, pero aún  así,  Goddard mantiene nuestra atención con un eficaz manejo del suspense y con una puesta en escena brillante (imprescindible la escena con la que empieza la película que es perfecta). 

Goddard hace un nuevo experimento de géneros que es todo un juego narrativo y de códigos del relato del cine noir, un puzzle criminal elegante  en distintos tempos y desde diferentes puntos de vista. La película tiene cuidados diálogos e inspirado sentido del humor  logrando que la sigamos con interés. 

Ademas está el aliciente del estupendo reparto, con especial mencion para Cynthia Erivo (Viudas ) pero también hay que destacar al gran Jeff Bridges (El gran Leboswki, Valor de ley, Comancheria) que borda su papel de pastor de almas o Jonh Ham (Mad men, Baby driver) que vuelve aquí a representar lo que tan bien sabe hacer, encarnar al hombre medio americano de aquellos oscuros años.

Mención aparte merece la excelente fotografía a ratos brillante y a ratos sombria y una selección de temas musicales que enmarcan  la época y espíritu de la película de forma muy interesante.

Nostalgia en suma, buena música, historias entrecruzadas y una tensión muy lograda. ¿Nos vemos en el hotel  el Royale?
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jueves, 8 de noviembre de 2018

Lazzaro felíz ( Alice Rohrwacher, 2018)



Lazzaro felíz   ( Alice Rohrwacher, 2018)

Por Adelaida Valcarce 



En La Inviolata, un pueblecito minúsculo en las montañas de Italia , permanecen aislados unos campesinos que son tratados como esclavos por la Marquesa Alfonsina de la Luna. Su carencia de contacto con la realidad hace que vivan explotados sin rebelarse contra su suerte, aunque a su vez se aprovechan de Lazzaro, un joven inocente y bondadoso que atiende todos los requerimientos que le hacen. Un verano, este esclavo de los esclavos, se hace amigo del hijo de la Marquesa y esta nueva relación y los hechos trágicos que suceden  hacen que el joven viaje en el tiempo llegando a la época actual. Éste es en resumen la trama de esta bella e intemporal metáfora que es Lazzaro felíz.

La directora italiana Alice Rohrwacher (Corpo celeste, El país de las maravillas) filma magistralmente una historia poética pero profundamente crítica con un mundo en fase de descomposición, el nuestro. En los primeros minutos, nos muestra una especie de cuento pastoril con ecos de feudalismo medieval en un ámbito donde impera el sol y la naturaleza en estado puro. A estos primeros instantes, le siguen la vida picaresca de la actualidad en una ciudad sucia, contaminada, de puro vertedero y en medio, el protagonista que, como un buen salvaje, se comporta bondadosamente en todas las situaciones, que permanece inmutable a las vanidades, a las riquezas, al caos y al pillaje, resaltando sólo lo que en este mundo es realmente importante, la amistad verdadera y la lealtad. Lazzaro es el paria entre los parias y entre ellos resucita, convirtiéndose en intemporal. Su bondad topa constantemente con las injusticias y la incomprensión de los demás que le tratan como un deficiente.

El mérito de este milagro cinematográfico es de un guión excepcional pero también de la particular buen hacer de la realizadora, que muestra las miserias humanas igual que hizo Lars con Trier en Dogville, con una sensibilidad extraordinaria. También contribuye a este éxito un actor debutante, AdrianoTardiolo, que encarna esa mirada limpia que golpea nuestras conciencias y nos señala las injusticias del sistema desde la pantalla.

 En palabras de la directora, “se trata de una historia de renacimiento y de la inocencia que, a pesar de todo y todos, vuelve para perseguirnos y atormentarnos”. Porque en este mundo donde reina la codicia aún queda un resquicio por el que asoma tímidamente la esperanza del hombre bueno. Son pequeños destellos que terminan aplastados por la realidad. Esa  realidad es tan dura como la situación de los personajes desheredados y excluidos de la sociedad.

No se puede dejar pasar esta película, verdadero cine político,  poético,  terrenal pero lleno de misticismo. Un verdadero prodigio.

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miércoles, 7 de noviembre de 2018

Tu hijo (Miguel Ángel Vivas, 2018)

Tu hijo (Miguel Ángel Vivas, 2018)

Por Adelaida Valcarce 


“Que no haría un padre por un hijo”, comentó José Coronado (Es por tu bien, Oro, El hombre de las mil caras) en la rueda de prensa de la primera jornada de la Seminci 2018. De hecho la cinta fue la primera película proyectada en el Festival, acogida con gran entusiasmo y esta semana llega a las pantallas de toda España. 

Se trata de un thriller que podemos dividir en dos partes, la primera un poco lenta y haciendo difícil en ocasiones que el espectador se introduja en la trama y la segunda parte, de vértigo, suple con creces las carencias de ese inicio un tanto renqueante. 

No obstante, Tu hijo, no es una película de una acción trepidante, pero si hay una intensidad en los comportamientos que hace que podamos tratar la cinta como un film noir de gran tensión emocional. 

El protagonismo absoluto es un José Coronado perfecto, que narra en primera persona la trama:  La vida del doctor Jaime Jiménez se derrumba cuando su hijo de 17 años queda en estado vegetativo debido a una brutal paliza que recibe a la salida de una discoteca. Tras ver que la justicia no hace nada por detener a los culpables, él mismo emprenderá un viaje a los infiernos en busca de venganza.

De alguna manera, el espectador se pone en la piel de Jaime para justificar sus actos, le vemos sentir, sufrir  y su estado mental traspasa literalmente la pantalla. Aunque la cámara sigue constantemente al actor, y parece ser el eje de la historia las verdaderas protagonistas en la cinta son las mujeres, según comenta el director Miguel Ángel Vivas (Secuestrados, La casa de papel)
 

Los personajes femeninos tienen que decir mucho a lo largo del metraje, a pesar de que la cámara pase de puntillas sobre ellas. Al final de la película nos damos cuenta que quizás no estamos siguiendo al personaje adecuado, es decir, posiblemente nos desviemos de la persona que realmente tiene algo que contar. 

La pelicula es un reflejo de la sociedad en la que vivimos, mostrando la gran brecha generacional existente entre padres e hijos, la incomunicación y la importancia de las redes sociales en el lenguaje juvenil. Sobre la distancia entre padres e hijos en la sociedad actual, aún está en cartel un film muy interesante, Searching (Aneesh Chaganty, 2018) que está pasando un poco desapercibida y merece un visionado.

Muy destacable es la gran actuación de José Coronado, un actor en estado de gracia, que hace grande cualquier película en la que intervenga, tan solo con su presencia. Es admirable su gran capacidad de comunicar y de expresar  sin decir nada, tan solo con una simple mirada. En la cinta aparecen constantes primeros planos del rostro del actor muchos de ellos son silencios de dolor, angustia, desesperación e impotencia. Da una verdadera lección de interpretación. 


En definitiva una película muy entretenida, con muy buen trabajo de guión y que logra emocionar. No dejen de verla
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domingo, 28 de octubre de 2018

El ángel (Luis Ortega, 2018)

Por Adelaida Valcarce 



Carlos ( estupendo Loenzo Ferro  ) es un adolescente de rostro angelical de 17 años a quién nadie puede resistirse. Su encanto y desparpajo hacen que cometa pequeños robos para obtener caprichos y no tenga consecuencias legales. En la escuela secundaria conoce a Ramón (Chino Darín) y la carrera delictiva de ambos se vuelve cada vez más peligosa. Matar es un método más  para obtener sus fines, como si fuera un juego.

El Ángel está inspirada en la vida de Carlos Eduardo Robledo Puch, el asesino múltiple más famoso de la historia criminal argentina.  Apodado “El ángel negro” o “El ángel de la muerte, cometió más de una decena de asesinatos y múltiples robos a principios de la década de los setenta, antes de los 20 años. El caso de este joven, de aspecto angelical, conmocionó a la sociedad de aquella época. Fue detenido en 1972, juzgado y condenado a prisión  perpetua, de hecho sigue siendo la persona que lleva más años en la cárcel en Argentina.

Estos 11 meses de la vida de el joven asesino y su compinche son los que recorre el metraje medido y precisó de El ángel, película argentina con producción entre otros de los hermanos Almodóvar. La dirección corre a cargo de Luis Ortega. No es pŕimera vez que Luis y Santiago Ortega firman guiones acerca de casos criminales reales; basta recordar la aclamada El clan, que narraba las actividades de la familia Lucio o la miniserie Historia de un clan de igual temática.


El Ángel es que es una película fascinante y preciosista en su fotografía, que se podría calificar de muy almodovariana en su colorido. El tono elegido está completamente alejado de la denuncia social, del psicologismo tranquilizador, de la demonización y del ensayo sobre la culpa. Es más, si hay un riesgo que corre la película es el de ser demasiado complaciente con una clara influencia toda tono tarantiniano en la estilización visual, y el uso de canciones de los '70. A nivel narrativo no da tregua y es adrenalina pura, con algunas escenas visualmente potentísimas.


Carlos y su compinche son descuidados, no planifican, se dejan llevar por su instinto y su juventud y eso es precisamente el gran hallazgo del film, la sensación de impunidad que avalan sus actos. Se trata de juegos peligrosos que llevan hasta las últimas consecuencias incluso en el terreno de las relaciones personales y sensuales entre los dos integrantes de la banda. Esa blandura del criminal sería algo chirriante si nos encontraremos ante una biografía realista del verdadero asesino, pero se trata de una aproximación muy libre sobre sus fechorías. 

Especialmente interesante es la relación de Carlos con su madre (Cecilia Roth), una mujer abnegada y casi preocupada exclusivamente por donde pasará la noche su hijo sin reparar en sus crímenes.

45 años después de los hechos criminales, volvemos a hablar de la figura de Carlos Robledo Puch. Esta vez, desde el un guión cinematográfico . Porque  el cine nos da esa posibilidad, la de jugar con personas reales y transformarlas en personajes. En el caso de El Ángel, un criminal también puede tener las manos llenas de sangre y matar mientras baila.

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jueves, 11 de octubre de 2018

La buena esposa ( Bjorn Runge, 2017)


La buena esposa (  Bjorn Runge, 2017)


Por Adelaida Valcarce 


Joan Castleman (Glenn Close) es una buena esposa, de belleza nada artificial, la mujer perfecta, siempre al lado del poderoso pero a un paso por detrás . Pero lo cierto es que lleva cuarenta años sacrificando sus sueños y ambiciones para mantener viva la llama de su matrimonio con su marido, Joe Castleman (Jonathan Pryce). Pero Joan ha llegado a su límite. En vísperas de la entrega del Premio Nobel de Literatura a Joe, la esposa abnegada y sufrida, la compañera ideal, echa la vista atrás  y empieza a no compensarle  esa vida en la sombra. Y todo salta por los aires en esos dias gélidos del Estocolmo invernal.


Con guión de Jane Anderson, basada en la novela homónima de la escritora estadounidense Meg Wolitzer, el director sueco Bjorn Runge (Happy end) dirige a Glenn Glose (Las amistades peligrosas, El secreto de Albert Nobbes) y Jonathan Pryce (El mañana nunca muere, Juego de tronos), para acercanos la historia de un matrimonio, que comparte con inicial entusiasmo la concesión del Nobel de Literatura a uno de los conyuges, pero que poco a poco va evolucionando hacia la revelación de un secreto inconfesable.

La historia de oscurecimiento de las creadoras en el pasado a favor de sus parejas es antigua. Ahí están los casos del escritor Martínez Sierra  o el mismísimo Juan Ramón  Jimenez, por poner un ejemplo literario, o lo narrado en Big eyes por Tim Burton (Eduardo manostijeras, El planeta de los simios). Éste es un caso más...


La Buena Esposa encierra en su mundo de cotidianeidad todo un arsenal de sentimientos, de secretos compartidos y el agridulce sabor de la fuerza del amor pero también se nutre de los silencios, los deseos y los momentos de soledad elegidos o no.

La interpretación de Close será recordada por su sencillez y efectividad al mismo tiempo y será merecedora de premios con toda seguridad. Su personaje cobra vida lleno de humanidad, complejidad, realismo. También es justo reconocer que el desenlace se ve venir y no se asumen excesivos riesgos  narrativos, pero la puesta en escena es correcta y la arrolladora interpretación de la protagonista basta para hacer interesante la cinta. 

En estos tiempos reivindicativos del papel de la mujer en todos los ámbitos de la sociedad, es una película  necesaria y que es muy agradable ver. A ello se une una actriz en estado de gracia que llena de matices su interpretación.  Como curiosidad es la pŕimera vez que actúa con su hija, Annie Starke, que hace el papel de la Joan Castleman joven.

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martes, 2 de octubre de 2018

La sombra de la ley (Dani de la Torre, 2018)

La sombra de la ley (Dani de la Torre, 2018)


Por Adelaida Valcarce

España 1921. En la ciudad de Barcelona, enmarcada en los conocidos como años del plomo, se produce el asalto a un tren a fin de robar un arsenal de armas. Eran tiempos de matones y anarquistas que habían tomado las calles enfrentados ambos a una policia abiertamente corrupta. En este contexto llega Aníbal Uriarte (Luis Tosar) para integrarse con un grupo policial, compuesto entre otros por Ernesto Alterio (Días de fútbol, El otro lado de la cama) y Vicente Romero (Celda 211) , a fin de localizar el armamento sustraido. Con este arranque magníficamente ejecutado comienza La sombra de la ley dirigida por Dani de la Torre (El desconocido, 2015).

El gran mérito del film es intentar no hacer demasiada demagogia acerca de buenos y malos y mostrar con crudeza las fuerzas del orden corruptas, contrabando, prostitución. Cuanto más se acerca a los bajos fondos más creíble es la trama y más atrapa la atención del espectador. Muy ambiciosas son todas las escenas que tienen que ver con la vida en el cabaret, verdadero centro de poder y de diversión en aquellos días tal convulsos.

Sin embargo la ambiciosa propuesta del director se ve lastrada por la mezcla de géneros lo cual crea cierta confusión y desmerece el resultado. El thriller queda a veces adornado por un  exceso melodramático que aporta un toque de pesadumbre poco atractivo. Pero también hay que reconocer que era difícil hablar de tantos temas y hacerlo de forma precisa: la convulsa época pre dictadura de Primo de Rivera, el auge del anarquismo y la irrupción de incipientes reivindicaciones femeninas encarnadas en la joven a quien pone voz Michelle Jener (Tenemos que hablar, Julieta).

Donde la cinta es muy precisa es en el retrato de los bajos fondos de Barcelona de la época  y se nota que ha habido un estudio histórico riguroso para mostrarla como realmente era.

Técnicamente hay un cuidado muy minucioso en la recreación de la ciudad, con escenas muy interesantes sobre la vida urbana y esto es uno de las mejores bazas del film. Sabemos del uso digital de algunas escenas pero no por ello dejan de ser menos sorprendentes.

Y a ésto se une la impactante actuación  de Ernesto Alterio, dando vida a un agente apodado el tísico y el papel de Luis Tosar estudiadamente ambiguo. Pero quizá el personaje más repulsivo y atrayente a la vez es el del dueño del cabaret, Manolo Solo (Tarde para la ira, La isla mínima) verdadero jefe una mafia hispana que está perfectamente integrada en la vida de la ciudad.



Para finalizar, La Sombra de la Ley es una pelicula que entretiene y que hace disfrutar gracias  a su impactante montaje y a su maravillosa fotografía. Dará  momentos muy gratos y nos transportará a épocas pretéritas haciéndonos pasar un buen rato y, quien sabe, si nos impulsará  a leer acerca del momento histórico que retrata.
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lunes, 1 de octubre de 2018

Cold War ( Pawel Pawlikowski, 2018)

Cold War (  Pawel Pawlikowski, 2018)


Según cuenta el director, la falta de amor en la sociedad actual y la experiencia de sus propios padres le inspiró para filmar Cold War. Ese director es Pawel Pawlikowski (Ida, 2013) y vuelve a mostrar su talento para filmar una cinta de absoluta y redonda belleza . 

En sus propias palabras «Es una película dedicada a una época que nos ha dejado», explicó Pawlikowski. «Hoy en día todo el mundo parece distraído. Me cuesta creer que alguien pueda enamorarse como lo hacen los protagonistas, enamorarse tanto que el resto del mundo desaparezca», lamentó el realizador.

Cold War recrea la Polonia comunista de los años 50 y el París de los 60, siguiendo la historia de dos amantes que son incapaces de vivir juntos pero tampoco separados, amándose por encima de todas las cosas, pero además  la película puede ser vista así, no sólo como una historia de amor "bigger than life", sino también como un documento sobre la imposibilidad del triunfo del amor (como concepto) en unos tiempos en los que la división de la sociedad es un hecho  determinante.

Es cine sobre una época de Guerra fría, como su titulo, pero en realidad podría enmarcarse en cualquier tiémpo y lugar. De ahí  la grandeza de la narración del director que hace transcurrir la acción entre silencios y música,  siendo esta última un personaje más que amalgama las escenas de forma brillante. Es cine sobre un país, pero la historia trasciende las fronteras narrando el devenir de esta pareja narrado a lo largo del tiempo en un clima político que inexorablemente les marca.


Uno de los grandes talentos del director polaco es saber concentrar la información en pocas frases y escenas muy concretas, incluso hurta momentos vitales para la trama y las muestra mediante cortas explicaciones de los protagonistas. No sobra ni una coma, pero tampoco tienes la sensación de que falta. Se trata de una narrativa que cambia lo tradicional y que resulta incluso revolucionaria.


Resulta difícil no comparar la nueva película de Pawlikowski con su antecedente más cercano en el tiempo, aquella multipremiada recreación histórica que era Ida. Ya desde las primeras imágenes que vemos, con esos planos en blanco y negro en los que el encuadre iba por encima de las cabezas de los protagonistas, con su formato 4:3, con la representación, en suma, de esa Polonia comunista envuelta en grises exterior e interiormente. Y en Cold war vuelve al mismo formato de pantalla y al uso sobresaliente del blanco y negro.


En la rueda de prensa de presentación de la cinta en Cannes, donde ganaría el premio al mejor director,  el cineasta, fuera de su país desde los 14 años, dejó esta profunda reflexión sobre el exilio:
 'La burbuja política actual se asemeja a la Guerra Fría. La gente se pasó media vida tratando de escapar y la otra media intentando regresar. Así también ha sido para mí. Este filme está dedicado a los polacos, a los verdaderos polacos. No a los que están ahora en el Gobierno"

Toda una lección de buen cine de la mano un maestro capaz de despojar de drama lo que es dramático y lograr una respuesta emocional en el espectador incluso con las interpretaciones más hieraticas. En definitiva, un genio.

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miércoles, 26 de septiembre de 2018

El Reino (Rodrigo Sorogoyen, 2018)

El Reino (Rodrigo Sorogoyen, 2018)

Por Adelaida Valcarce 



Érase una vez el heredero de un reino junto al mar, que a punto de llegar al poder,  cae e intentará  no hacerlo sólo. El Reino es la crónica política de este país en los últimos treinta años. Hoy es esa comunidad bañada por las olas, pero han sido y serán otras de distinto signo, de ahí la absoluta actualidad de la temática. Ha habido otros films, como B, la pelicula(  David Ilundáin, 2015) o El hombre de las mil caras  (Alberto Rodriguez, 2016)  muy notables en sus acermientos a la corrupción pero ninguna tan quirúrgica y perfecta como ésta. El relato de las corruptelas, entendido como problema del sistema político, empresarial y electoral en España, ha costado que calase entre la gente y entre los propios políticos. Por fin llega al cine. 

Por eso,  La noche del sábado había expectación en el Festival de San Sebastián por la presentación del film y no defraudó. Llegó, fue vista y no sólo venció al público sino que además  convenció este retrato  a ritmo de música de electronica de la Historia española de las últimas décadas. Ahora llega a las salas comerciales y no dejará  a nadie indiferente.


Sorogoyen es uno de los pocos directores españoles que podía filmar esta cinta con solvencia. Para muestra están las muy notables Stokholm (2013) y Que Dios nos perdone (2016). Y es un acierto mostrar la temática a modo de thriller impidiendo que el espectador pueda apartar los ojos de la pantalla. El uso de los planos secuencia siguiendo al protagonista en su carrera frenética intentando practicar el tira mantismo es sencillamente magistral. A ello contribuye la música acelerada, alta, envolviendo las frenética escenas y llegando a convertirse en un personaje más.

Decir que Antonio de la Torre (La isla minima, Tarde para la ira) está sobresaliente parece que es no decir nada nuevo, porque su calidad actoral está fuera de toda duda,  pero no por ello no se debe resaltar: no sólo humaniza su personaje, si no que logra que el espectador vislumbre sus razones empatizando y a la vez rechazando sus actos.

Y que decir de Luis Zahera (Celda 211), que está ante su mejor interpretación metiéndose al espectador en el bolsillo con su papel del empresario patanesco y hortera. Parece que Sorogoyen y Isabel Peña, su coescritora de guión,  se hubieran inspirado en cualquier mangante de cuello blanco de los muchos que salen desde hace años en los telediarios.  Porque la trama es la España picaresca llena de personajillos que se creen alguien y con derecho a mangar a manos llenas. La película también interpela al espectador en una escena muy significativa: un cliente recibe mal las vueltas y en lugar de avisar del error, se las queda. España en estado puro   

El film no pretende ser moralizante pero encuentra cierta redención  en el papel social de la prensa como equilibrador y taquígrafo en la mayor parte de las ocasiones entre este mundillo corrupto y el sufrido ciudadano; de hecho se usó una redaccion real, la del periódico El Mundo, para dar veracidad a esa parte de la película.

Se vea el Reino como un thriller o como una crónica de la actualidad,  estamos ante una de las cintas que serán recordadas de este año como de lo mejor producido en nuestro país.

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jueves, 6 de septiembre de 2018

Las distancias (Elena Trapé, 2018)

Las distancias (Elena Trapé, 2018)

Por Adelaida Valcarce



Han pasado ya siete años desde que Elena Trapé dirigiera "Blog"(2010),  una interesante aproximación al universo de la adolescencia y sus padecimientos . Ahora llega a las pantallas su nuevo film presentado en el Festival de Málaga con el cual se alzó con la Biznaga de Oro a la mejor película, mejor directora y mejor actriz para Alexandra Jiménez

Rodado en Berlín, el trabajo sobresaliente del director de fotografia, Julián Elizalde, consigue que el  patente el frío, la escasa luz invernal y el hostil idioma  se encarne en  cada plano ."Las distancias' nos cuenta cómo el tiempo, las expectativas y las peripecias vitales van alejando a aquellos que estuvieron proximos, en este caso a un grupo de amigos que, en vano, intenta revivir la camaradería y despreocupacion de los años de Universidad, allá  en Barcelona, porque muchas amistades, posiblemente la mayoría, tienen fecha de caducidad.

Lo que empieza como un pretendido fin de semana divertido, pronto comienza a tornarse sombrío porque los integrantes del grupo van perdiendo sus máscaras, arrollados por la situación,  teniendo que enfrentarse a sus contradicciones. Nadie parecía estar preparado para este reencuentro tan descarnado, donde las frustraciones personales van tomando forma y defíniendo el rumbo de la reunión. Entonces salen ha escena las decisiones tomadas, el paso del tiempo, la sombra de las crisis personales y económicas que tan reconocibles son para el espectador. 

La película es de una sutileza exquisita en sus detalles, en sus silencios y con una credibilidad del lenguaje fílmico más que notable. Momento especialmente nostálgico  es cuando suena  la cancion de Los Fresones Rebeldes, "Al amanecer", verdadero himno de los noventa. Sólo hay alguna escena algo desarbolada quizá por la premura en resolverla pero los méritos de la cinta son muchos en comparación con las sombras. 

Para finalizar, es muy reseñable el trabajo actoral que da credibilidad al grupo de amigos, destacando a Alexandra Jiménez y Mike Esparbe, en este film que en ocasiones incomoda pues reconocemos en nosotros mismos las situaciones vividas, porque  las fisuras que contemplamos, las conocemos bien. 

En definitiva una película muy notable, merecedora de la fama que la precede y que es sin duda la quirúrgica disección de una generación desencantada.

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