jueves, 11 de octubre de 2018

La buena esposa ( Bjorn Runge, 2017)


La buena esposa (  Bjorn Runge, 2017)


Por Adelaida Valcarce 


Joan Castleman (Glenn Close) es una buena esposa, de belleza nada artificial, la mujer perfecta, siempre al lado del poderoso pero a un paso por detrás . Pero lo cierto es que lleva cuarenta años sacrificando sus sueños y ambiciones para mantener viva la llama de su matrimonio con su marido, Joe Castleman (Jonathan Pryce). Pero Joan ha llegado a su límite. En vísperas de la entrega del Premio Nobel de Literatura a Joe, la esposa abnegada y sufrida, la compañera ideal, echa la vista atrás  y empieza a no compensarle  esa vida en la sombra. Y todo salta por los aires en esos dias gélidos del Estocolmo invernal.


Con guión de Jane Anderson, basada en la novela homónima de la escritora estadounidense Meg Wolitzer, el director sueco Bjorn Runge (Happy end) dirige a Glenn Glose (Las amistades peligrosas, El secreto de Albert Nobbes) y Jonathan Pryce (El mañana nunca muere, Juego de tronos), para acercanos la historia de un matrimonio, que comparte con inicial entusiasmo la concesión del Nobel de Literatura a uno de los conyuges, pero que poco a poco va evolucionando hacia la revelación de un secreto inconfesable.

La historia de oscurecimiento de las creadoras en el pasado a favor de sus parejas es antigua. Ahí están los casos del escritor Martínez Sierra  o el mismísimo Juan Ramón  Jimenez, por poner un ejemplo literario, o lo narrado en Big eyes por Tim Burton (Eduardo manostijeras, El planeta de los simios). Éste es un caso más...


La Buena Esposa encierra en su mundo de cotidianeidad todo un arsenal de sentimientos, de secretos compartidos y el agridulce sabor de la fuerza del amor pero también se nutre de los silencios, los deseos y los momentos de soledad elegidos o no.

La interpretación de Close será recordada por su sencillez y efectividad al mismo tiempo y será merecedora de premios con toda seguridad. Su personaje cobra vida lleno de humanidad, complejidad, realismo. También es justo reconocer que el desenlace se ve venir y no se asumen excesivos riesgos  narrativos, pero la puesta en escena es correcta y la arrolladora interpretación de la protagonista basta para hacer interesante la cinta. 

En estos tiempos reivindicativos del papel de la mujer en todos los ámbitos de la sociedad, es una película  necesaria y que es muy agradable ver. A ello se une una actriz en estado de gracia que llena de matices su interpretación.  Como curiosidad es la pŕimera vez que actúa con su hija, Annie Starke, que hace el papel de la Joan Castleman joven.

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