miércoles, 26 de septiembre de 2018

El Reino (Rodrigo Sorogoyen, 2018)

El Reino (Rodrigo Sorogoyen, 2018)

Por Adelaida Valcarce 



Érase una vez el heredero de un reino junto al mar, que a punto de llegar al poder,  cae e intentará  no hacerlo sólo. El Reino es la crónica política de este país en los últimos treinta años. Hoy es esa comunidad bañada por las olas, pero han sido y serán otras de distinto signo, de ahí la absoluta actualidad de la temática. Ha habido otros films, como B, la pelicula(  David Ilundáin, 2015) o El hombre de las mil caras  (Alberto Rodriguez, 2016)  muy notables en sus acermientos a la corrupción pero ninguna tan quirúrgica y perfecta como ésta. El relato de las corruptelas, entendido como problema del sistema político, empresarial y electoral en España, ha costado que calase entre la gente y entre los propios políticos. Por fin llega al cine. 

Por eso,  La noche del sábado había expectación en el Festival de San Sebastián por la presentación del film y no defraudó. Llegó, fue vista y no sólo venció al público sino que además  convenció este retrato  a ritmo de música de electronica de la Historia española de las últimas décadas. Ahora llega a las salas comerciales y no dejará  a nadie indiferente.


Sorogoyen es uno de los pocos directores españoles que podía filmar esta cinta con solvencia. Para muestra están las muy notables Stokholm (2013) y Que Dios nos perdone (2016). Y es un acierto mostrar la temática a modo de thriller impidiendo que el espectador pueda apartar los ojos de la pantalla. El uso de los planos secuencia siguiendo al protagonista en su carrera frenética intentando practicar el tira mantismo es sencillamente magistral. A ello contribuye la música acelerada, alta, envolviendo las frenética escenas y llegando a convertirse en un personaje más.

Decir que Antonio de la Torre (La isla minima, Tarde para la ira) está sobresaliente parece que es no decir nada nuevo, porque su calidad actoral está fuera de toda duda,  pero no por ello no se debe resaltar: no sólo humaniza su personaje, si no que logra que el espectador vislumbre sus razones empatizando y a la vez rechazando sus actos.

Y que decir de Luis Zahera (Celda 211), que está ante su mejor interpretación metiéndose al espectador en el bolsillo con su papel del empresario patanesco y hortera. Parece que Sorogoyen y Isabel Peña, su coescritora de guión,  se hubieran inspirado en cualquier mangante de cuello blanco de los muchos que salen desde hace años en los telediarios.  Porque la trama es la España picaresca llena de personajillos que se creen alguien y con derecho a mangar a manos llenas. La película también interpela al espectador en una escena muy significativa: un cliente recibe mal las vueltas y en lugar de avisar del error, se las queda. España en estado puro   

El film no pretende ser moralizante pero encuentra cierta redención  en el papel social de la prensa como equilibrador y taquígrafo en la mayor parte de las ocasiones entre este mundillo corrupto y el sufrido ciudadano; de hecho se usó una redaccion real, la del periódico El Mundo, para dar veracidad a esa parte de la película.

Se vea el Reino como un thriller o como una crónica de la actualidad,  estamos ante una de las cintas que serán recordadas de este año como de lo mejor producido en nuestro país.

jueves, 6 de septiembre de 2018

Las distancias (Elena Trapé, 2018)

Las distancias (Elena Trapé, 2018)

Por Adelaida Valcarce



Han pasado ya siete años desde que Elena Trapé dirigiera "Blog"(2010),  una interesante aproximación al universo de la adolescencia y sus padecimientos . Ahora llega a las pantallas su nuevo film presentado en el Festival de Málaga con el cual se alzó con la Biznaga de Oro a la mejor película, mejor directora y mejor actriz para Alexandra Jiménez

Rodado en Berlín, el trabajo sobresaliente del director de fotografia, Julián Elizalde, consigue que el  patente el frío, la escasa luz invernal y el hostil idioma  se encarne en  cada plano ."Las distancias' nos cuenta cómo el tiempo, las expectativas y las peripecias vitales van alejando a aquellos que estuvieron proximos, en este caso a un grupo de amigos que, en vano, intenta revivir la camaradería y despreocupacion de los años de Universidad, allá  en Barcelona, porque muchas amistades, posiblemente la mayoría, tienen fecha de caducidad.

Lo que empieza como un pretendido fin de semana divertido, pronto comienza a tornarse sombrío porque los integrantes del grupo van perdiendo sus máscaras, arrollados por la situación,  teniendo que enfrentarse a sus contradicciones. Nadie parecía estar preparado para este reencuentro tan descarnado, donde las frustraciones personales van tomando forma y defíniendo el rumbo de la reunión. Entonces salen ha escena las decisiones tomadas, el paso del tiempo, la sombra de las crisis personales y económicas que tan reconocibles son para el espectador. 

La película es de una sutileza exquisita en sus detalles, en sus silencios y con una credibilidad del lenguaje fílmico más que notable. Momento especialmente nostálgico  es cuando suena  la cancion de Los Fresones Rebeldes, "Al amanecer", verdadero himno de los noventa. Sólo hay alguna escena algo desarbolada quizá por la premura en resolverla pero los méritos de la cinta son muchos en comparación con las sombras. 

Para finalizar, es muy reseñable el trabajo actoral que da credibilidad al grupo de amigos, destacando a Alexandra Jiménez y Mike Esparbe, en este film que en ocasiones incomoda pues reconocemos en nosotros mismos las situaciones vividas, porque  las fisuras que contemplamos, las conocemos bien. 

En definitiva una película muy notable, merecedora de la fama que la precede y que es sin duda la quirúrgica disección de una generación desencantada.