jueves, 11 de abril de 2019

El día que vendrá (James Kent, 2019)

El día que vendrá (James Kent, 2019)

Por Adelaida Valcarce.

El día que vendrá, la adaptación de la exitosa novela de Rhidian Brook, llega a
las salas dirigida por James Kent, realizador curtido en el ámbito de las series
televisivas. El proyecto de llevar la obra al cine recayó en un primer momento
en Ridley Scott, pero finalmente se retiró del proyecto, que quedó en manos
Kent, quien ha rodado un film muy interesante.

Finalizada la Segunda Guerra Mundial, Hamburgo ha sido ocupada por los
británicos. Los años de enfrentamiento no habían pasado en balde, y nada
parecía importante ya en una ciudad donde todo eran cascotes y colillas de
cigarros que los niños mendigaban por las calles.
Esta ciudad alemana, precisamente, es la que más sufrió los bombardeos
aliados, hecho histórico que hemos visto muy pocas veces en el cine. El
coronel Lewis Morgan y su esposa se instalan en una de las mansiones
requisadas a los alemanes. La integridad y el deseo de confraternización del
coronel, hacen que llegue a un acuerdo con los ocupantes de la casa, la familia
Lubert, compuesta por un arquitecto viudo de modales exquisitos y su hija
adolescente, para que ambas familias puedan vivir en armonía. Como dato
curioso, el autor de la novela se ha basado en las propias experiencias
familiares, ya que su padre vivió una situación parecida, compartir casa con un
alemán. 
Ese es el punto de partida de El día que vendrá, donde no solo se divide una
casa, los Morgan en el primer piso y los Lubert en la buhardilla, sino que los
personajes han creado compartimentos estancos dentro de sí mismos para
poner a raya sus traumas y poder sobrevivir. Sólo es cuestión de tiempo que
las fronteras se desmoronen.
  Hay épocas muy retratada en el cine, y una de ellas es la Segunda Guerra
Mundial. Sin embargo, pocas veces se habla de lo que sucedió justo después,
de ahí el interés del film que destaca en un primer momento. Pero hay un
elemento igualmente interesante, que es presentar la mansión como un
microcosmos que refleja las fronteras, el recelo, la sospecha que se cernió
sobre la Alemania ocupada por los aliados tras el fin de la guerra, pero también
el perdón. El realizador consigue captar la atmósfera de aquel momento
histórico, que pone en juego la dignidad humana y da una vuelta de tuerca a la
versión oficial de nuestro pasado. Es un país diezmado, dividido, que se sabía
vencido e intentaba sobreponerse, y unos personajes llenos de sentimientos y
pasiones a flor de piel.
En definitiva, una buena historia en la que, pese a desarrollarse a un ritmo
pausado, nunca dejan de suceder cosas ante la atenta mirada del espectador

ávido por saber. Si hay que poner un pero, éste sería que, pese a las
magníficas interpretaciones de Keira Knightley, Jason Clarke y Alexander
Skarsgård, hay una cierta superficialidad en el final del drama, pero este es un
pecado menor, habida cuenta del disfrute que supone el visionado de la cinta.
La reconstrucción minuciosa de la época, y unos personajes retratados con
gran acierto, bien merecen una visita al cine en los próximos días.

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