jueves, 14 de marzo de 2019

Beautiful Boy ( Felix Van Groeningen, 2019)

Beautiful Boy ( Felix Van Groeningen, 2019)


Beautiful Boy se presentó  en la 66 edición de la sección oficial del Festival de Cine de San Sebastián, y está dirigida por Felix Van Groeningen, realizador de las muy notables  Bélgica ( 2016) y sobre todo Alabama Monroe (2012).

La película narra una historia basada en el best seller de las memorias homónimas de David y Nick Sheff: Steve Carell y Timothée Chalamet encarnan a un padre y a su hijo, con una gran conexión, que deben enfrentar al monstruo de la adición, que pone a prueba permanente todo el amor que han construido juntos a lo largo de los años. David es un padre de familia cálido, entregado, que ha construido un paraíso para su familia. Pertenece a una clase acomodada. Todo se pone en peligro cuando su hijo adolescente, Nick, es devorado por la adición a diferentes sustancias. La droga toma el mando de sus vidas, no tiene limites y el joven entrará  desde entonces  en un vacío cíclico e insaciable que le arrastra al desastre.


El filme se sostiene en su reparto, Carell , Chalamet y Tierney dan un “tour de forcé” digno de estudio de personajes y se convierte en una lección  de interpretación , donde sus actuaciones son muy convincentes y emotivas, llegando a ser muy cercanas, pues los espectadores que sean padres se sentirán acongojados, y los que sean hijos, recibirán  un film muy reflexivo. Y es que la cinta no condena, no juzga… solo expone, y eso tiene sus pros y contras, aunque lo mejor de toda la propuesta  es la constatación  de que nada se puede hacer, si la persona afectada no se compromete a cambiar, y que cada decisión es personal a pesar de  que podría sonar a inhumana,  al no querer ayudar a alguien que no quiere ayuda. 


De los tres la menos protagonista es Maura Tierney. Tiene poco diálogo, pero el silencio en ella habla y mucho. Tiene una escena potentísima en el tramo final y consigue desde su posición secundaria darle el punto emotivo del que carecen en gran medida los personajes de sus dos compañeros de reparto.

El joven Timothée Chalamet  vuelve a brillar con luz propia. Si bien su papel no es tan disfrutable y redondo como el de Call me by your name (2017), sí que consigue despertar el sentimiento de desesperación y angustia. El torbellino emocional de su personaje, canalizado en las drogas, encuentra aquí su culminación . Especialmente bien en la parte final, su actuación flojea en un inicio más dubitativo donde su padre en la ficción le gana la partida.

Ese padre ficticio es Steve Carell, el auténtico protagonista de la película . Sí que exploramos el dolor del hijo, pero la cinta se centra mucho más en cómo la caída en desgracia de un hijo cambia radicalmente la vida de unos padres. Carell, que ya viene desde hace años demostrando su enorme potencial como actor, aquí se termina de reivindicar. Lo hace, además, al lado de dos grandes de la interpretación como Tierney y Chalamet, que si bien lo hacen de nota, no alcanzan a Steve Carell.

En definitiva,  posiblemente el filme podría haber sido más crudo, pero opta por centrarse en los sentimientos y no se trata de mostrar más miserias. Un film, en definitiva muy emotivo y lleno de matices. 

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