jueves, 25 de enero de 2018

El corredor del laberinto: La cura mortal --> El laberinto se complejiza y no se enreda


El corredor del laberinto: La cura mortal --> El laberinto se complejiza y no se enreda

Por Pedro Joaquín del Rey

Título original: Maze Runner: The Death Cure. Director: Wes Ball. Intérpretes: Dylan O'Brien, Ki Hong Lee, Kaya Scodelario, Dexter Darden. Género: acción y aventuras juveniles fantacientíficas. Nacionalidad: estadounidense. Duración: 141 minutos. Año de estreno en origen: 2018. Fecha de estreno en España: 26 de enero de 2018. Distribución en España: Fox.

Hubo comentaristas del celuloide que, cuando en 2014 se estrenó El corredor del laberinto, vieron en su historia --a partir de la novela homónima de James Dashner-- y en la manera de adaptarla elogiables cualidades que la situaban por encima de todas las distopías futuristas o fantacientíficas --consistentes en postapocalípticas luchas juveniles por la vida en entornos hostiles, extremos y mortíferos, con plena instalación y asunción de la ley del más fuerte alcanzado la tesitura de pelear por sobrevivir-- que en forma seriada han venido abundando en las multisalas desde el surgimiento en los aforos del mundo entero de los capítulos inaugurales de Los juegos del hambre y de Divergente. Después de El corredor del laberinto y de su continuación El corredor del laberinto: Las pruebas --la obra escrita original es una trilogía y consta igualmente de una precuela-- llega El corredor del laberinto: La cura mortal, con puesta en escena e imágenes, al igual que las precedentes, de Wes Ball.

Sin tratarse de un producto para tañer con gran bombo las catedralicias campanas, a juicio de quien con humildad las líneas de entre manos subscribe, la entrega de 2018 resulta portadora de más densidad iniciática y más psico-espesor que las de 2014 y 2015, y se le agradecen nada desdeñables incisiones en las zonas obscuras --en las zonas grisáceas en verdad, pues se abandona lo blanquinegro en pos de determinadas matizaciones-- del alma, con apuntes afectivos y amorosos y de ambigüedades --lealtades, deslealtades, apariencias no fáciles de arrostrar, desarrollos difíciles de la enfermedad y la infección aniquiladora y asesina-- en las peripecias de los chicos y chicas con aquellos a los que se enfrentan.   

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