domingo, 8 de noviembre de 2015

"El club" (Pablo Larraín, 2015)

Cuatro hombres conviven en una retirada casa de un pueblo costero, bajo la mirada de una cuidadora. Los cuatro hombres son curas y están ahí para purgar sus pecados. La rutina y tranquilidad del lugar se rompe cuando llega un atormentado quinto sacerdote y los huéspedes reviven el pasado que creían haber dejado atrás.



Larraín no se contenta sólo con dar voz a las víctimas, construyendo un personaje como el de Sandokan, que vomita con pelos y señales las atrocidades que le hipotecaron de por vida. También reviste de un impecable estilo visual este angustiante relato, en el que lo apacible se va descubriendo e intensificando poco a poco como algo aterrador. La denuncia envuelta en una atmósfera nebulosa y asfixiante. Doble mérito para una de las mejores películas que ha pisado esta edición del Festival de San Sebastián.

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