A nivel técnico destacar la originalidad y giros inesperados de guion, la belleza de la fotografia fija y la elección de los paraísos desiertos, así como el uso que hace, por primera vez, Laxe de intercalar actores profesionales y no profesionales.
A nivel argumental comentar la manera que tiene el director de poner en primer nivel la lucha contra la soledad no deseada, del reagrupamiento de estos entes que sufren, viniendo de vivencias duras (alguno le falta una mano, a otro una pierna, otra esta marcada en tinta de manera extrema…) y de fuera de los márgenes, que ahora les une la música en la clandestinidad y el sentimiento de libertad gestando una familia postiza pero que une y que les ayuda.
En una charla con el productor de la cinta, comentó que la película se llama así porque, en árabe significa camino o sendero. En el contexto del Islam, se refiere al puente sobre el infierno que las almas deben cruzar para llegar al paraíso y el elemento tela, el turbante o el pañuelo que llevan ellos, es una pieza de prenda mas allá de lo terrenal, pues esta misma les acompaña en vida y muerte. Esta acaba siendo un elemento que van a llevar consigo a la tumba y, por ende, a la eternidad, cosa que ninguna otra religión carga con ese simbolismo donde la ser presencia de lo caduco de la vida es constante.
Como curiosidad añadir que la película se rodó en película Super 16 mm en condiciones extremas de calor y tormentas de arena.
Cine que odiarás o amarás sin solución, pero que merece un visionado atento y reflexivo